lunes, 29 de febrero de 2016

Dudas, dolor e hipocresía.

Escrito el 28 de febrero de 2016

Desde el mismo día que comenzó el presente año, me vienen a la mente infinidad de preguntas que no soy capaz de dilucidar: ¿Será cierto lo que percibo?, ¿serán imaginaciones mías?, ¿será que ya no me quieren?, ¿será que nunca me han tenido en el mismo lugar que yo a ellas?... y es por ello, que: me duele en el alma.

Siento un malestar tan inmenso como intenso. Me resulta difícil explicarlo sin que mis términos puedan provocarles el mismo sentimiento y/o sufrimiento, en el hipotético caso de que se dignasen a leer este o cualquiera de los escritos donde pudieran sentirse identificados; ya que: me consta que poco o nada les interesa a que dedico mi tiempo libre, es decir, prácticamente la mitad de mi día a día.

Cuando percibes que una relación no fluye de la misma forma en que esta ha venido dándose prácticamente desde que tienes uso de razón en unos casos, más de treinta años en otros y de ahí hasta los veinte que tiene la persona de menos edad. Al principio no eres consciente o niegas la posibilidad de dar crédito a lo que percibes por el amor que sientes hacia ellas; pero con el paso del tiempo, comienzas a hilvanar acontecimientos que en su día no le distes mayor importancia y, de repente, descubres que todo tiene su porqué, que hay intereses ocultos, que no te hacen partícipe de sus adversidades ni sus alegrías, que sus conversaciones se centran en cómo está el día o en comentar alguna noticia que ha salido en los medios de comunicación, es decir, eludiendo cualquier acercamiento a su persona o entorno más cercano…


Entiendo y respeto que, independientemente de los lazos de unión, las personas son libres de elegir qué hacer con sus vidas, que hay que salvaguardar el derecho de compartir sin que se sientan obligados a corresponder con los demás por muy allegados que sean; pero tendrán que asumir  que todos gozamos de los mismos derechos y comprender que no estoy por la labor de continuar una relación que va en declive, ya que, además de que podría causarme un sufrimiento que no estoy dispuesto a padecer, he decidido cortar por lo sano, entre otras cosas, para no convertirme en un ser insustancial e hipócrita: algo que, además de detestar, al parecer a esas personas les preocupa tan poco como yo.

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