martes, 1 de marzo de 2016

Riada

Escrito el 29 de febrero de 2016

Iracundas como si se tratase de un rebaño de Mihuras que huye despavorido, así es como convergen hoy las aguas de los ríos Bayas, Zadorra y Ebro por las inmediaciones de Miranda… arrollando, sin previo aviso, en las heredades sin respetar las lindes, los muros ni los desniveles naturales, es decir, con actitud facinerosa.

Turbias, espumosas y virulentas se abren paso a través de los alisos, chopos, sauces, zarzas y demás maleza, es decir, sin importarles la fragosidad de las orillas ni los ribazos: haciéndose dueña y señora de todo lo que se le pone por delante

Muchas son las personas que acuden a presenciar el espectáculo en directo, unas lo hacen apoyadas sobre la barandilla de los puentes; otras, las más osadas, acercándose hasta la propia orilla para contemplar la fiereza de la naturaleza y el murmullo de las embravecidas aguas, sin ser conscientes de que, el asunto se podía complicar aún más en el caso de que los muros de las presas de Cabriana y Sobrón no resistiesen a la presión… ya sé, que: tal y como lo planteo podría interpretarse como un disparate o como una hipérbole; pero nada más allá de mis intenciones, y como ejemplo haré mención del puente que se llevó por delante la riada del 31 de enero de 2015

Y, por último, a pesar que entiendo y respeto que cada cual es libre de hacer con su vida lo que considere, sin pretender ser más ni mejor que nadie, ¡por favor!, tomen conciencia de que el asunto es más serio y peligroso de lo que parece a priori y eviten agravar la situación.


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